Review: Black Swan (2010) Darren Aronofsky

Antes de escribir cualquier palabra sobre el contenido de la película debo admitir que nunca estuvo en mis intenciones verla, es más, me negué de manera agresiva y a pataletas me convencieron que iba a ser un mejor negocio que ver Piraña 3D. Y en cierta manera creo que lo fué.

Black Swan ya desde el afiche me gritaba que era una película feminoide, me negué a ver el trailer por lo cual desde el momento en que entré a la sala todo lo que pasó ahí fue una verdadera sorpresa. Black Swan nos cuenta la historia de una joven bailarina de nombre Nina interpretada perfectamente por la exquisita Natalie Portman. Nina lucha 24 horas por el lograr ser la mejor bailarina de una exigente academia de ballet y además por cumplir las expectativas que su madre imperiosamente le ha inculcado en conjunto con su crianza. Es aquí donde Black Swan toma forma, en el dialogo infinito de nuestra Nina, en el incomformismo, el abuso de precisión y en definitiva la pérdida de la sensibilidad dando paso a una especie de androide de carne el cual funciona como maquina pero carece de instinto y de reflejo. Nina se transforma.

El ballet Swan Lake (El lago de los cisnes) es el recurso gatillante de toda la metamorfosis kafkiana de nuestra protagonista. Esta obra al ser la más esperada por todas las aspirantes a bailarinas profesionales se convierte en la joya maquiavelica que todas quieren conseguir y en eso Black Swan es muy precisa, logra perfectamente la claustrofobia, el miedo y todas las sensaciones que pueden manifestarse en alguien obsesionado con cualquier objetivo. Es bajo este escenario en donde nace el nombre del filme Black Swan (Cisne Negro ) o bien Lily (Mila Kunis) una bailarina que es la completa antitesis de Nina, impredecible, apasionada y 100% libre.

De ahi en más toda la película es una pugna entre los dos cisnes interiorizados en lo mas profundo de Nina que ve en Lily todo lo que a ella le causa un miedo absoluto. Miedo a la imperfección, a lo inseguro, a la sorpresa, a todo lo que no esta bajo control. Este miedo reprimido es lo que catapulta una serie de sucesos psicoticos y paranoicos en Nina. Es aquí en donde comienzan a manifestarse una serie de alucinaciones, sueños, enfermedades y alteraciones que parecen tan reales tanto como para ella como para los que la vimos. Sucesos muy probados ya por Aronofsky quien tiene una perfección quirurgica para hacernos sentir incomodos con tan solo mostrarnos lo que pasa en la cabeza de sus actores mediante lo que el mejor sabe: su colérica e hiperkinetica forma de filmar que al contrario de lo que vimos en Requiem For a Dream aquí esta todo suavizado por un ballet visual que es lo que a mi parecer hace única a Black Swan, un thriller de terror que nada tiene que envidiar a los filmes mas puristas del género pero que sobresale por tener un perfume a cine europeo que a muchos le hará recordar aquella inolvidable cinta del maestro Dario Argento, Suspiria.

Black Swan destaca por sus brillantes actuaciones, una narrativa fuera de serie, el mesurado pero preciso uso de efectos sonoros y visuales y por sobretodo lo fresco que se siente el tener un terror psicológico en donde las visceras no explotan ni se muestran sino que son el germén de donde todo la historia se genera, esa lucha imperiosa a la que dia a dia libramos entre usar mas las tripas o usar mas la cabeza. A veces, las tripas ganan.